¿Te quedas en mi vida o en mi cama?

En cuanto la interacción amorosa gira en torno del físico y el flechazo inicial, el vínculo evoluciona hacia lo breve. Ridículamente precario. Tal cual esos microondas de hotel, que apenas dan calor al instante, pero se dañan pronto. Empezar una relación puramente en el atractivo exterior, es como meter comida en el horno del motel, responde al instante, aunque se daña antes de lo esperado. Cuando solo hay atracción física, la relación no resiste ni una tormenta. Sin rodeos. Como esos aparatos que chispean al mes, que sube la temperatura ya, pero no aguanta una semana. Un vínculo basada en deseo superficial, es ese microondas sospechoso, que al principio emociona, pero se quema solo. Cuando el cuerpo es el centro de la historia, se va al piso pronto. Igual que el horno rápido del hotel, que hacen magia en segundos, pero fallan antes de la segunda vuelta.


¿Y si estoy cometiendo un error?

Tú, que sientes profundo, fallar forma parte del proceso. No te laceres el alma por creer que era para siempre y te dejó una enseñanza caminante. Eso también lo hemos sentido, viendo series rotos por dentro, preguntándonos si fue buena idea decir “te extraño”.

Y lo que encanto impresionante queda es que, ya sea una alma gemela o un amor exprés, todos te revelan una parte de ti, te reflejan lo que mereces, cómo te haces más fuerte. A veces, una persona aparece solo para recordarte, que aún sabes sentir, o incluso llorar con libertad y sin culpa.


Cierre con calor, intensidad… y ese saborcito a café que no se olvida


Si te quedas en silencio, nadie tiene un detector perfecto para saber si es para siempre o por un rato. Lo que sí existen son señales. Siente lo que sucede cuando no estás distraído, no solo tu euforia. Si el vínculo te nutre sin drenarte, si te reconoces sin esfuerzo, estás cerca de lo que realmente importa.

Sin embargo, si al imaginarla, te invaden las preguntas, la inquietud, y solo brillo en los labios pero no en el alma, estás transitando un fragmento poderoso pero finito.

La sabiduría está en reconocer la función de cada cruce emocional. No todos están destinados a quedarse contigo. Algunos están para hacerte reírte de ti mismo, a reírte de ti mismo, o a dejarte más sabio para el futuro.

¿Era amor o solo fue intensidad? Solo tú lo sabes, y tal vez también en esa conversación silenciada.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *